Cómo reconocer que me estoy haciendo la víctima - Mar de Borja | Psicóloga holística y creativa

Cómo reconocer que me estoy haciendo la víctima

 

¿Te has preguntado alguna si alguien se está haciendo la víctima? Incluso, cuando tienes problemas, ¿te preguntas si tú mism@ te instalas en el victimismo?

Hoy te traigo diferentes maneras de reconocer ese patrón que no te ayuda en nada más que para alargar el sufrimiento.

¡OJO! Estamos hablando de un papel que tod@s podemos adoptar, no de una situación concreta en la que te puedas sentir especialmente perjudicad@, afectad@ o dañad@.

Los tips que vienen a continuación están pensados para que en tu día a día te preguntes cómo reaccionas en cada situación que se te presenta y, cuando identifiques tu víctima interna, te recuerdes que te roba energía. Saca tu poder y destierra a tu víctima.

 

  1. Crees que el mundo va contra tuyo

¿Has dicho alguna vez frases como “por qué a mí”, “siempre me pasa a mí” y/o “a mí me pasa todo”?

¡Te pillé! Tod@s lo hemos dicho una que otra vez. Si lo dices a menudo puede que estés instalad@ en el papel de víctima y que, sin darte cuenta, veas el mundo como una lucha. Porque, para que haya una víctima, se necesita un verdugo, ¿no?

 

  1. Echas las culpas a otr@s

Cuando actúas desde el rol de víctima, no te responsabilizas de lo que ocurre desde tu parte adulta, sino que más bien sacas tu parte infantil y sumisa. Si tienes una discusión con alguien lo más fácil será decir “fíjate lo que me ha hecho”, “date cuenta como siempre me pasa a mí”.

 

  1. No aportas soluciones

Por alguna razón, si te estás rigiendo por el papel de víctima, probablemente te estés acomodando a los beneficios. ¡Huy, sí, claro que tiene beneficios! Y por lo tanto, tal vez sin darte cuenta, estás perpetuando la queja en lugar de aportar verdaderas soluciones.

 

  1. No sabes pedir desde el adulto

Como adult@ pides lo que necesitas de manera clara y asertiva. Si te ha atrapado el rol de víctima, en cambio, no vas a ser claro, o vas a dejar que lo adivinen, o te comunicarás desde esa parte desvalida que todos tenemos.

 

  1. Eres pasiv@

En ocasiones te puedes mostrar pasivo como contrario de proactivo. Es decir, dejas que las cosas ocurran, sin ir a por ellas (claro que eso es perfecto para quejarte luego).

 

  1. Despiertas sentimiento de protección o de rabia

“Ay, pobrecito”, “no puede”, “no sabe”. ¿Recuerdas habérselo dicho a alguien? CUIDADÍN, porque eso también significa que le estás menguando el poder a quien tú sabes. Es decir, estás favoreciendo que se coloque en esa posición de víctima.

En ocasiones, genera esa sensación de querer sacudirle y gritar fuerte “¡Despierta! ¡Espabila!”

¿Te has reconocido en alguna de estas señales? Ya sea para ti o para tu entorno espero que te haya parecido útil y lo compartas con el máximo de gente para que desarrollen su poder personal a tope.

 

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