Hasta que no empecé a reunirme con mujeres de forma consciente no entendí.
No entendía ni vibraba con algunos mensajes orientados a mujeres porque no entendía la profundidad de ser, sentir y vivirte mujer.
Si esta frase que acabas de leer te chirría e incluso te molesta, es posible que estés justo en el punto en el que yo me encontraba unos años atrás, preguntándome ¿qué quiere decir ser mujer? y ¿vivir cómo una mujer?.
Yo ya era una mujer, ¿qué más había detrás de eso?
Cuando empecé a reunirme con mujeres de forma consciente, en círculo, esto es lo que descubrí:
– Lo que descubrí no tiene nada que ver con ser más o menos femenina, ni con características que desde la televisión o la publicidad venden como producto de la mujer.
– Descubrí que necesitamos vernos, olernos, bailarnos, para reconocernos parte de la tribu.
– Descubrí que podemos apoyarnos sin juzgar, acompañarnos en los malos momentos, celebrar los buenos y ritualizar lo que queremos atraer juntas.
– Descubrí que necesitaba millones de referentes femeninos para absorber como una esponja diferentes maneras de hacer y de vivir desde la autenticidad sin perder mi condición de mujer, sin tener que demostrar lo que no soy.
– Sentí que era mujer activando mi fuerza interna, mi fuego y que no debía pedir permiso a nadie.
– Entendí que tengo una brújula maravillosa que guía mi estado energético y es mi ciclo menstrual.
-Tomé consciencia que el sistema patriarcal no entiende ni cuida la energía ni la manera originaria de desplegarnos en el mundo como mujeres y que debía ser agente activo de cambio. Para mi y para todes.
– Honré lo simbólico, lo espiritual y lo invisible tanto como lo material, lo concreto y lo contundente.
– Entendí que para liderar mi vida debía aprender a liderar mi esencia sin desconectarme de mi naturaleza de mujer sino haciéndola crecer con aquello que la honra y la beneficia.
– Me di cuenta que en algún momento de la historia las mujeres dejamos de reunirnos y la sabiduría ancestral, esa propia de las tribus, se marchitó.
Quiero, conscientemente avivar el fuego de la sabiduría, cantarnos y bailarnos, reconciliar esa herida de juicios insanos entre nosotras para reconocernos fuertes, poderosas y sensibles. ¿Y tú?
Esta es mi experiencia, sin adornos, sin consejos, sin propuestas. Porque cada mujer lo vive y vibra a su manera, a su ritmo, a su propio latido.
Sólo tú puedes sentir qué se despierta en ti al rodearte de otras mujeres.
Si quieres vivir tu experiencia, quiero contarte que estoy tejiendo un círculo de mujeres muy especial.
Para que nos compartamos sin límites, nos sintamos libres y sostenidas y nos abramos al vivir desde nuestra esencia.
Si te apetece saber más y unirte al círculo, aquí tienes todos los detalles.
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